Este principio puede aplicarse a cientos de ejemplos prácticos con los que convivimos a diario: las bombillas tradicionales duraban menos y consumían muchísimo más electricidad, porque gran cantidad de la energía se desperdiciaba en forma de calor.
Fue instaurado en 1998 con el fin de profundizar en este concepto del que tanto se habla y que esgrimen las compañías de energía, los fabricantes de electrodomésticos, la construcción y otras empresas, como llamador para vender sus productos. Pero ¿qué significa que algo sea energéticamente eficiente?
¿Qué es la eficiencia energética?
Eficiencia energética significa en pocas palabras: obtener un mayor rendimiento útil, con un menor aporte de energía. Cuando algo dura más, funciona mejor y/o consume la misma cantidad o menos de energía, que una versión anterior, con las mismas o mejores prestaciones, se dice que es más eficiente energéticamente.
Este principio puede aplicarse a cientos de ejemplos prácticos con los que convivimos a diario: las bombillas tradicionales duraban menos y consumían muchísimo más electricidad, porque gran cantidad de la energía se desperdiciaba en forma de calor, lo que no ocurre con las nuevas versiones de bombillas de ahorro y LED.
Las neveras, lavarropas y lavavajillas con mayores niveles de eficiencia energética o de bajo consumo, cumplirán con las funciones requeridas (a veces hasta habrá mejoras sustanciales en el rendimiento o en los tiempos de funcionamiento), pero empleará para ello, una cantidad de electricidad sensiblemente menor que las versiones comunes.
En un sentido más amplio es factible aplicar este concepto a una casa, a un edificio y hasta a una empresa, fábrica o labor. Cuando se alcanzan mayores grados de eficiencia energética que a veces solo requieren de algunos cambios de hábitos, los resultados económicos son mejores y se baja la huella de carbono de personas e inmuebles involucrados.
¿Qué importancia tiene ser energéticamente eficiente?
Cada año el consumo de energía eléctrica aumenta a nivel mundial. Para cumplir con las demandas energéticas se están destruyendo ecosistemas enteros, a causa de la deforestación y de los incendios, se exprimen sin piedad los recursos naturales del planeta y se contaminan las aguas, los suelos y el aire.
Cuanta más energía utilizamos la cantidad de CO2 que se emite a la atmosfera aumenta, al tiempo que los recursos fósiles como el petróleo o el carbón se acercan al límite del agotamiento. Dado que las energías alternativas o energías renovables serán las únicas de las que se podrá disponer, su desarrollo y fomento son perentorios.
La economía global depende del petróleo, el carbono y/o el gas y cuanto más escasos sean estos productos, mayor será su precio, lo que causará desequilibrios financieros mundiales y pobreza energética aguda en las zonas más vulnerables. Por esa razón cuanto menos se dependa de comprar energía, mayor será la independencia financiera de las familias.
La única solución para que a las futuras generaciones le quede un lugar decente para vivir es que comencemos ya, a gestionar le energía que empleamos de manera más eficaz y eficiente. Para ello es vital recurrir a fuentes no contaminantes, evitar el despilfarro y alcanzar un alto nivel de eficiencia energética.
La eficiencia energética es una de las hijas dilectas del sentido común. Si se tiene un patio soleado, usar una secadora es un autentico despilfarro de energía.Ser práctico y coherente es el primer paso para ser energéticamente eficiente.
Articulo vía econoticias.com